domingo, 20 de diciembre de 2015

ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (ETS)

Factores de riesgo:

·  Iniciar una vida sexual durante la adolescencia.
·  Tener muchas parejas sexuales.
·  Tener una pareja sexual que tiene muchas parejas sexuales.
·  No usar un condón o preservativo durante el acto sexual.

Principales ETS
Sida (Síndrome de inmunodeficiencia adquirida)
El SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se reportó primeramente en los Estados Unidos en 1981. Es causado por un virus que se llama VIH o virus de la inmunodeficiencia humana, un virus que destruye la capacidad del cuerpo para defenderse de una infección.
Se estima que alrededor de 900,000 personas en los Estados Unidos actualmente están infectados con el VIH.
Las personas con SIDA son muy susceptibles a tener muchas enfermedades peligrosas llamadas infecciones oportunistas y ciertas formas de cáncer
Es una de las ETS más altamente contagiosas, su transmisión además de por vía sexual se produce por fluidos corporales como el semen, la sangre, la leche materna y las secreciones vaginales.
Esta enfermedad a pesar de que ha causado muchísimas muertes, ahora mismo existe un tratamiento que si bien no cura la enfermedad, la cronifica de tal manera que no es mortal.

Gonorrea 
Es una de las infecciones venéreas más comunes, es provocada por una bacteria que afecta el epitelio columnar. Puede dañar no solo los genitales del hombre y de la mujer, sino que puede llegar a la faringe, los ojos y el recto. Esta enfermedad se manifiesta a los 21 días de haber sido adquirida y su principal síntoma es la secreción uretral mucosa de color blanco y en la mujer, las secreciones vaginales.
Las complicaciones más serias y comunes de la gonorrea generalmente ocurren en las mujeres. Estas complicaciones incluyen la enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo ectópico e infertilidad.
Una vez diagnosticada la gonorrea puede ser tratada efectivamente con antibióticos.

Herpes
El herpes es una enfermedad inflamatoria cutánea que afecta todo el cuerpo, en el caso de la transmisión sexual, afecta directamente a la zona genital, y se denomina “herpes genital”. Los principales síntomas son ampollas en la zona afectada, bultos en la ingle y disuria (dolor al orinar). Las ampollas del herpes generalmente desaparecen en 2 ó 3 semanas, pero el virus permanece en el cuerpo por vida y las lesiones pueden reaparecer con el tiempo. Algunos casos recurrentes o severos de herpes genital pueden ser tratados con medicamentos antivirales que requieren prescripción médica.
Estos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas pero no a eliminar el virus del herpes de su cuerpo. Las mujeres que adquieren el herpes genital durante el embarazo pueden transmitir el virus a sus bebés. La infección no tratada de herpes genital en bebés puede resultar en retraso mental y muerte.

Clamidia
Esta infección es ahora la más común de todas las ETS bacterianas
Esta enfermedad tiene 4 tipos distintos de afección, de las cuales dos de ellas son de transmisión sexual. La que es considerada una ETS es la Chlamydia trachomatis, que deriva en infecciones genitales que son consideradas venéreas. Su tratamiento se realiza con distintos antibióticos.
En las mujeres, la infección por clamidia no tratada puede llevar a complicaciones como la enfermedad inflamatoria pélvica, una de las causas más comunes del embarazo ectópico e infertilidad en las mujeres.

Sífilis
Enfermedad venérea causada por la bacteria Treponema pallidum que se aloja en partes húmedas del cuerpo.
Los primeros síntomas de la sífilis pueden no ser detectados debido a que son muy leves y desaparecen. Lo primero que aparece es una lesión llamada “chancro”. Esta lesión no produce dolor y es como una llaga en el pene o en la vagina o alrededor de la vagina. También puede ocurrir cerca de la boca, ano o manos. Si la sífilis no se trata, puede avanzar a etapas más avanzadas incluyendo una erupción o rash y eventualmente complicaciones del corazón y sistema nervioso central. La penicilina sigue siendo el tratamiento más efectivo para tratar la sífilis.

Papiloma humano (VPH)
Esta es una de las ETS más potentes y contagiosas, se contagia por vía sexual, oral, en baños y lugares públicos. Se presenta en forma de verrugas en las zonas genitales. Sus principales síntomas son ardor durante las reacciones sexuales, y verrugas en las zonas afectadas (pene, vagina, ano, vulva, etc.). Hoy en día existe una vacuna que previene esta enfermedad en un 90%.


Muchas de las enfermedades expuestas en este artículo no son exclusivamente de contagio por vía sexual, algunas tienen más de una vía de contagio, por lo que además de utilizar métodos barrera durante los encuentros sexuales, se deben utilizar agujas limpias y desinfectadas para la inyección de drogas por vía parenteral.
También existen otras enfermedades tales como campilobacteriosis, amibiasis, criptosporidiosis, citomegalovirus, haemophilus, vaginitis, donovanosis entre otras, que no son consideradas ETS, pero si se pueden transmitir por vía sexual.


viernes, 11 de diciembre de 2015

DESARROLLO AFECTIVO Y COGNITIVO SEGÚN PIAGET


Jean Piaget fue un epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, creador de la epistemología genética, famoso por sus aportes al estudio de la infancia y por su teorías del desarrollo cognitivo y de la inteligencia.

DESARROLLO COGNITIVO

     1.    Etapa sensorio motora (Nacimiento hasta los dos años).
El niño se relaciona con la realidad a través de las sensaciones y los movimientos motores.
En esta etapa, el niño es incapaz de razonar con símbolos mentales.
2.    Etapa preoperacional (2 a 7 años).
Durante el período preoperacional, el niño es capaz de pensar simbólicamente y  adquiere con rapidez la capacidad de utilizar el lenguaje.
Sin embargo, el  pensamiento aún es bastante diferente del de los adultos. A menudo es ilógico en muchos sentidos, lo que muestra la naturaleza única de la cognición del niño en esta etapa.
3.    Etapa de las operaciones concretas (7 a 11 años).
Durante la niñez media, el niño tiene la capacidad de razonar como un adulto en todos los sentidos, excepto en lo que respecta a conceptos abstractos como la justicia, el infinito o el sentido de la vida.
4.    Etapa de las operaciones formales (Desde los 11 años).
      Al final de la niñez, la mayoría de las personas han llegado hasta un tipo de       cognición adulta plena, incluida la capacidad de razonar utilizando                      conceptos abstractos.


DESARROLLO AFECTIVO
El desarrollo afectivo puede entenderse como el camino a través del cual las personas establecen unos afectos y una forma de vivir y entender los mismos.
Es un proceso continuo y complejo, con múltiples influencias. Este proceso va a determinar el tipo de vínculos interpersonales que establezca la persona y va a marcar el estilo de relacionarse con los demás.


jueves, 10 de diciembre de 2015

EL PROBLEMA DE LAS DOULAS!

Consideramos que es importante dar a conocer, que la actividad que llevan a cabo las doulas para asistir partos no tiene base en una formación reglada, por lo que puede suponer un problema para la salud de la embaraza y del bebé en casos de complicaciones. Opinamos que el parto debe ser siempre asistido por un profesional de la salud para minimizar los riesgos. Además nos gustaría señal que las doulas no son reconocidas como personal adecuado para realizar este tipo de actividad a pesar de que lo hayan venido haciendo desde años atrás por lo que es un claro ejemplo de intrusismo, y que a nuestro juicio no puede ser tolerado

miércoles, 9 de diciembre de 2015

ARTÍCULO DE OPINIÓN


Vicente Barragán Gómez-Coronado
Vice-secretario de la Federación de Planificación Familiar Estatal y Vice-presidente de la Asociación de Planificación Familiar de Extremadura.

La reciente Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo contempla la inclusión de la educación sexual nuevamente en el currículo escolar y de manera específica. No es la primera vez que se legisla en este sentido. Ya en 1990 la LOGSE y los decretos que la desarrollaban con posterioridad proponían una educación en valores a través temas transversales de desarrollo curricular en la que se incluía la educación afectivo-sexual dentro de la “educación para la salud”.

Era una época en que el fantasma de la epidemia de sida amenazaba a nuestra sociedad desarrollada, sin posibilidad de un tratamiento eficaz y sin una vacuna que pudiera prevenirlo.
Las administraciones sanitarias rompieron el tabú y promovieron una campaña tras otra sobre el uso del preservativo, mientras que las educativas conseguían incluir la educación sexual en el currículo escolar, eso sí, de una forma más testimonial que efectiva, aunque iba más allá de la mera prevención de riesgos. Incluía además la coeducación también como tema transversal que debía desarrollarse a lo largo de todas las etapas y niveles educativos y que ponía de manifiesto que la administración educativa era sensible ya a la brecha de género existente en
nuestra sociedad.

Pero la normativa fue insuficiente para que se pudieran implementar estos contenidos en un sistema educativo más interesado en la instrucción del alumnado que en la educación en valores, sobre todo en algo tan polémico como es la sexualidad y, en menor medida, la “educación para la igualdad de oportunidades entre sexos”. Porque en definitiva el medio educativo no es más que un fiel reflejo de nuestra cultura, de profunda influencia judeo-cristiana y patriarcal. Así, la implantación de estas asignaturas fue irregular y escasa, dejadas a la buena voluntad de profesoras y profesores más o menos entusiastas.

El miedo al sida también se fue diluyendo conforme los avances terapéuticos prometían contener la epidemia y se comenzaba a hablar de enfermedad crónica en vez de mortal. Las campañas fueron desapareciendo y la última que se emitió por televisión, después de la publicación de un informe sobre el aborto, sólo pretendía prevenir el embarazo adolescente. En consecuencia la educación sexual volvió a olvidarse en el currículo propuesto por la LOE (Ley Orgánica 2/2006 de Educación), si exceptuamos las prescripciones posteriores del gobierno para la prevención de la violencia de género a través de intervenciones puntuales en
la educación secundaria, casi siempre por parte de personal externo al centro educativo.

Han sido los propios movimientos de mujeres quienes han conseguido sacar la violencia desde lo privado al espacio público, quienes han sensibilizado a los gobiernos y a la justicia, quienes han concienciado a la población y a los medios de comunicación para que denuncien, más que informar, esta lacra. Esta lucha unida a la vulneración del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y el ataque a las clínicas de aborto han hecho posible que se promulgue la ley y que proponga expresamente entre su articulado “la promoción de una visión de la sexualidad en términos de igualdad y corresponsabilidad entre hombres y mujeres con especial atención a la prevención de la violencia de género, agresiones y abusos sexuales” en el sistema educativo. Promoción que necesariamente se deberá hacer desde la educación sexual o desde la educación de los sexos, porque igual que debíamos educar para la prevención del sida y los embarazos sin desvincularla de la salud, el bienestar y sus dimensiones de placer, comunicación y afecto, también debemos hacerlo en la prevención de la violencia.
La educación sexual debe formar parte de la construcción como niño y como niña, como chico y como chica y como hombre y mujer, en definitiva como seres de uno y otro sexo.
El actual currículo escolar propone adquirir una serie de “competencias básicas” fundamentales para la vida en nuestra sociedad, competencias que surgen de un contexto vinculado a la formación y al empleo y que afectan a las áreas de conocimientos, habilidades y actitudes. Entre ellas se encuentra la denominada competencia social y ciudadana que contemplaría la solución de conflictos de forma pacífica, el respeto a los derechos y deberes sociales y ciudadanos y la aceptación, respeto y utilización de los valores democráticos. Sin embargo, el citado currículo no contempla ninguna competencia básica que desarrolle la capacidad de saber vivirse como ser sexuado y desestima una vez más la gran importancia que tiene la sexualidad para la salud, el bienestar y el desarrollo como persona. Tampoco se tiene en cuenta su importancia en cuanto al desarrollo de la capacidad de compartir esa vivencia con otras personas desde un plano de igualdad, de respeto mutuo, de corresponsabilidad en las acciones encaminadas a proteger la salud y promover el bienestar tanto propio como del de las otras personas, de compartir el placer, de gestionar los sentimientos y de vincularse o desvincularse afectivamente y aprender a superar las frustraciones que de ello se puedan derivar desde la ética relacional.

Es necesario aprovechar el marco normativo e influir una vez más sobre los poderes públicos para que la educación sexual sea una realidad en el sistema educativo pero implicando a todos y todas: alumnado, profesorado y familias. Creemos que una buena opción es la creación de una asignatura no evaluable que integre los contenidos tanto en lo que hace referencia a la sexualidad como a la prevención de la violencia contra las mujeres, aunque no podemos olvidarnos de la posibilidad del desarrollo transversal por las diversas áreas de conocimiento a lo largo de las etapas y niveles educativos por su evidente carácter actitudinal.

El personal docente debería recibir por tanto una formación específica de grado en sexualidad y género incluida en los planes de estudios de las facultades de educación de ciencias de la salud y humanidades. En cuanto a aquellas formaciones académicas cuyos contenidos específicos no contemplen este tipo de cualificación, deberían recurrir a la formación de postgrado en estas materias para poder acceder a la enseñanza.
Por su parte las familias juegan un papel preponderante en la educación porque son el primer contexto de aprendizaje de las reglas sociales y, por tanto, el primer agente socializador de los valores que adquieren sus miembros. No hace tanto que niños y niñas eran educados en el seno familiar y se incorporaban de forma temprana al mantenimiento de la economía familiar, pero el fenómeno de la industrialización del siglo XIX hizo innecesario el trabajo infantil, facilitando la incorporación a las aulas. Al principio, la educación recibida en la escuela no era más que una continuidad de la recibida en el hogar pues eran los propios padres quienes controlaban el currículum académico, contrataban a las maestras y maestros y establecían el calendario y la duración de la jornada escolar. Pero el proceso paulatino de especialización que ha sufrido la pedagogía ha cambiado esta forma de relación, estableciéndose una discontinuidad entre el hogar y la escuela.

En el seno de la familia los individuos comienzan a desarrollarse como personas y en consecuencia también su sexualidad. Madres y padres serán, además de figuras de apego, los principales modelos de identificación para niñas y niños y quienes impongan las normas y trasmitan los valores que forman parte de esa familia en concreto. Un sistema de relaciones equilibrado, sin brecha de género, entre padre y madre, así como entre el resto de personas que integren la familia, en un ambiente de seguridad y confianza, llevará sin duda a que niños y niñas se desarrollen como personas libres y autónomas, capaces de tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo sin coerción ni condicionadas por normas discriminatorias.
Serán capaces de establecer a su vez relaciones equilibradas con otras personas y vinculaciones afectivas duraderas, mientras que un ambiente familiar donde el sistema de relaciones entre los sexos sean desequilibradas, de dominio del hombre frente a la sumisión de la mujer, las relaciones y vinculaciones afectivas serán menos estables, probablemente
con problemas de celotipia y, sobre todo, si existen malos tratos en el seno de la familia ésta será posiblemente origen de maltratadores y de víctimas futuras.

Es necesario pues, crear y fomentar las “escuelas de padres” para facilitar esa continuidad desde la familia a la escuela sin que existan contradicciones entre los valores transmitidos en uno y otro medio y para favorecer una actitud positiva de las familias hacia la educación sexual y hacia la equidad entre hombres y mujeres.

No podemos dejar en manos del entorno social el desarrollo de esta capacidad de vivir, compartir y relacionarse porque nuestra sociedad arrastra un importante legado cultural impregnado de patriarcado y erotofobia y porque es presa de un capitalismo que
promueve un consumo, en ocasiones, muy lejos de los intereses de la salud y el bienestar, generando conductas que lesionan el cuerpo, sobre todo el de la mujer que se ha de ajustar a un estereotipo imposible de alcanzar, y formas de relación basadas en la dicotomía posesión-entrega.


Debemos proporcionar una educación a nuestras niñas y niños que les convierta en personas con autonomía, con responsabilidad y capacidad para adoptar sus propias decisiones y vivir la sexualidad de forma gozosa y satisfactoria, sin coerciones, miedos ni violencia, que les permita decidir sobre su propio cuerpo en coherencia con sus deseos, mantener relaciones con otras personas, o no, pero en cualquier caso equilibradas, desde la equidad, el respeto y la tolerancia, comunicar libremente sus sentimientos... Por ello debemos seguir incidiendo sobre los poderes públicos. Merece la pena el esfuerzo.